Fue reconocido por su espacio radial, al aire por cerca de dos décadas. Falleció por covid-19.
En el 2009 y quizás en uno de los años más duros del secuestro y del poder devastador de la guerrilla en Colombia, Herbin Hoyos Medina, tuvo que salir del país porque la Farc lo amenazó de muerte, de nuevo, como ya lo había hecho en varias ocasiones.
Pero en ese momento esas amenazas hicieron que Hoyos oyera los consejos que le daban sus cercanos: que por su tranquilidad y para que conservara su vida, se fuera del país por un tiempo.
Así lo hizo. En su equipaje, además de sus objetos personales, llevaba el símbolo de su vida periodística: Las voces del secuestro, el programa que hacía en Caracol Radio, la única esperanza que tenían los familiares de los secuestros de tener contacto con sus familiares en una sola vía.
Hoyos se convirtió en la persona capaz de lograr que en las selvas de Colombia, en las condiciones terribles que vivían los secuestros por la entonces temible guerrilla, estos hombres y mujeres alejados de sus familias a la fuerza supieran de los suyos en libertad. Era una comunicación solo de ida, pero finalmente un vínculo que no dejaba perder la esperanza.
Y cuando se conoció la noticia de que Herbin Hoyos luchaba contra el covid-19, a mediados del mes de enero, fueron muchas las personas que pidieron por su salud. Sin embargo, el batallador por la libertad de los secuestrados, como demostró en marchas y recorridos por Colombia y en el exterior, no soportó el virus y falleció este 23 de febrero en Bogotá, como informó su familia.
Nacido en Saladoblanco, un municipio al suroriente del departamento del Huila, Hoyos estudió periodismo en España, en la Universidad Complutense de Madrid.
Hoyos estuvo secuestrado 17 días por las Farc en 1994. La experiencia lo impulsó a crear Las voces del secuestro. Hasta los estudios de Caracol Radio en distintas ciudades del país llegaban los familiares de los secuestrados para enviar sus mensajes. Lo hacían en la madrugada y quienes no podían llegar porque vivían muy lejos, enviaban sus grabaciones. Lo importante era siempre dar una voz de alivio a su ser querido secuestrado por decisión de los grupos al margen de la ley.
Su trabajo en Las voces del secuestro tuvo una gran valoración por parte de los secuestrados. Muchos, al recobrar su libertad, agradecían a Hoyos sus mensjaes y le decían que siempre lo llevarían en el corazón por haberles permitido esa comunicación parcial, sin retorno, pero comunicación, al fin y al cabo.
Son recordadas una foto con Íngrid Betancourt tras su liberación en la Operación Jaque, quienle dijo en ese momento: “Herbin, hermano para siempre”, y el programa que hizo con Alan Jara cuando este salió a la libertad y lo primero que hizo fue buscar a Hoyos.
El periodista recibió en el 2009 el Premio Ondas y durante su permanencia en España, Las voces del secuestro se emitió por la Cadena SER, que le abrió sus puertas para que siguiera clamando por la libertad de quienes la había perdido.
El pasado 20 de enero, puso en su cuenta de Twitter que llevaba 12 días luchando contra el covid-19 y había llegado el momento de ir a una clínica. Pidió oraciones y luego fue hospitalizado.
Hoy, al anunciarse su muerte, el actual director de 6 a.m. de Caracol Radio, Gustavo Gómez, lo recordó: “Durante los años que dirigí Hoy por Hoy Fin de Semana, yo llegaba a Caracol Radio cuando él salía de la cabina. Jornadas extenuantes. Por alrededor de un cuarto de siglo, Herbin llevó a la noche una luz de esperanza para las familias de los secuestrados. Fue compañía y aliento de cientos de colombianos que, en las selvas, esperaban de la radio oír su recia voz de ánimo”.
Hoyos siempre tuvo el apoyo de sus seguidores y de los exsecuestrados aun cuando su programa desapareció luego de la firma del proceso de paz con las Farc en el 2016. El periodista manifestó en ese momento que el espacio había sido cancelado.
Para algunos, su actitud en contra del proceso de paz no era la adecuada en un momento en el que se hablaba de reconciliación. Sin embargo, él defendió su posición porque sentía que había muchos aspectos del acuerdo que no defendían a las víctimas y así se lo hizo saber a la JEP, entidad que también criticó.
Hoyos, que fue cercano al Centro Democrático, tenía en su mente las historias de horror que le contaban exsecuestrados y también el dolor de los familiares de las víctimas, muchas de ellas asesinadas, cuyas muertes se conocían años después de ocurridas gracias a lo que los guerrilleros que volvieron a la vida civil contaban en sus declaratorias.
El pasado 22 de enero escribió un tuit para la gente que estaba pendiente de su salud: “Gracias a todos por sus oraciones, por su fe, por su solidaridad y su acompañamiento en esta nueva prueba de vida. Aquí sigo guerreando cada respiro. Cada toma de aire es una oportunidad más que apuntalo con sus oraciones, la fe en Dios y en los médicos. Sigan orando por favor”.
Su voz no se oirá más, pero Las voces del secuestro, su programa en el que casi no hablaba porque les daba espacio a los demás, quedará en la memoria de quienes sintieron esa ayuda de poder comunicarse con sus seres queridos a través de una emisora y de un espacio que rompía la madrugada en los sitios en los que hombres y mujeres clamaban por su libertad mientras oían cómo estaba su familia.